sexta-feira, julho 15, 2005

PERO EL AMOR, ESA PALABRA...


Oliveira se apoderó de la mano de la Maga y le contó atentamente los dedos. Después colocó la piedra sobre la palma, fue doblando los dedos uno a uno, y encima de todo puso un beso. La Maga vio que había cerrado los ojos y parecía como ausente. "Comediante", pensó enternecida...
De Rayuela, cap. 108
Julio Cortázar